martes, 17 de noviembre de 2015

Actores y actrices

Ya hemos oído el cuento de Caperucita Roja las suficientes veces como para sabérnoslo de memoria... Así que la otra tarde nos pusimos a representar este cuento.

Aunque parece solamente un juego, representar un cuento, una situación real o hipotética, atreverse a recitar una poesía o cantar una canción delante de los compañeros, tiene sus beneficios

  • Potencia las relaciones personales con sus compañeros y con los adultos, favoreciendo la formación integral del niño como ser social.
  • Permite desarrollar las diferentes formas de expresión, desde el lenguaje hasta el movimiento corporal o la música. Además, se estimula el placer por la lectura y la expresión oral, perfeccionando la habilidad comunicativa de los más pequeños.
  • Al perder el miedo a hablar en público, el teatro fomenta la confianza en uno mismo y aporta una mayor autonomía personal, ayudando a los más tímidos a superar sus miedos. Además, mediante la adopción de diferentes roles y personajes, el teatro es la mejor herramienta para que el niño pueda mostrar sus sentimientos e ideas, y haga público especialmente aquello que le cuesta verbalizar.
  • Desarrolla la empatía, ya que enseña a los más pequeños a ponerse en el lugar de otras personas diferentes a ellos. Al ponerse en la piel de diversos personajes, los estudiantes pueden experimentar lo que se siente en situaciones que quizá no podrían haber vivenciado de otra forma.
Esta vez les ha tocado a:

Marla: mamá.
Irene: Caperucita Roja.
Marta: abuelita.
Bryan: lobo.
Adrián: cazador.
Inma: narradora.

A la vez que se iba narrando la historia, ellos también iban haciendo algún cambio, por ejemplo, la mamá de Caperucita decide acompañarla porque se queda más tranquila...

Esto es lo que salió:




Inma.



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